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¿Puede afectarme que otra persona juegue?

Por cada persona que tiene un problema con el juego, se estima que de cinco a diez personas también se verán afectadas negativamente.

El juego patológico de una persona puede tener implicaciones sociales, físicas y financieras para quienes están cerca de ella. Es común que las parejas, los hijos, los padres, los compañeros de trabajo y los amigos de los jugadores sientan el impacto del problema con el juego de estas personas.

El juego patológico puede dificultar el mantenimiento de relaciones emocionales cercanas. Las relaciones íntimas se ven sometidas a estrés cuando un jugador patológico guarda en secreto el alcance de su juego y la comunicación puede volverse tensa. Existe evidencia de una asociación entre el juego patológico y la violencia familiar.

La lucha de una persona contra este hábito puede ser un momento extremadamente confuso para los miembros de la familia, lo que a menudo genera sentimientos de agotamiento, pánico e ira en quienes rodean al jugador. Algunos de los problemas más comunes que los familiares de un jugador patológico reportan son:

  • pérdida de dinero personal o del hogar
  • un aumento de las discusiones familiares
  • ira y violencia dentro de la familia
  • evidencia de mentiras y engaños
  • una merma en la comunicación efectiva
  • confusión de responsabilidades
  • el desarrollo de problemas con el juego en otros miembros de la familia

Los niños y el juego

El juego patológico de un progenitor puede tener un impacto grave en sus hijos. Los estudios han demostrado que los hijos de personas con problemas con el juego son mucho más propensos a tener problemas con el juego en el futuro. Es importante encontrar una manera de apoyar a los niños que pueden verse afectados por el juego de un miembro de la familia. Aunque es posible que el niño no se sienta capaz de hablar al respecto, el problema con el juego de los padres puede hacer que se sientan aislados, enojados y deprimidos por la situación, a menudo caótica y disfuncional, en el hogar.

En casos extremos, el juego puede significar que los niños …

  • no tengan suficiente para comer
  • no se les proporciona ropa o zapatos nuevos cuando los necesitan
  • se pierdan actividades como deportes, excursiones escolares, campamentos o lecciones de música
  • tengan problemas con sus estudios
  • tengan que asumir responsabilidades más ‘adultas’, como cuidar a hermanos más pequeños
  • presencien discusiones y tensiones crecientes
  • experimenten violencia familiar
  • experimenten rupturas familiares
  • experimenten la falta de vivienda.

Para minimizar el efecto en los niños y apoyarlos emocionalmente:

  • Anímalos a hablar libremente sobre sus sentimientos, pero déjalos hacerlo a su propio ritmo.
  • asegúrales que no son la causa del problema
  • trata de mantenerlos involucrados en actividades familiares
  • Trata de no involucrarlos demasiado en la resolución de problemas financieros o de otro tipo causados por el juego.
  • asegúrate de que comprendan que la familia puede necesitar ajustar su economía, pero que ellos estarán bien
  • reconozcan que el problema es el comportamiento de la persona que juega y no la persona

* El efecto del juego patológico en familias, matrimonios e hijos, Martha Shaw et al, Cambridge University Press, 2014